Introducción
La Gran Depresión de 1929 a 1939 se considera una de las crisis económicas más profundas y de mayor alcance en la historia moderna. Sus efectos fueron devastadores no solo en los Estados Unidos, sino en todo el mundo industrializado, incidiendo de manera significativa en las políticas económicas, sociales y políticas de la época. Uno de los episodios clave durante los primeros años de la Gran Depresión fue la aprobación de la llamada Ley Hawley-Smoot, también conocida como el Tariff Act of 1930, que estableció aranceles elevados para proteger a la industria y agricultura estadounidenses de la competencia extranjera.
La Ley Hawley-Smoot se promulgó en junio de 1930 bajo la administración del presidente Herbert Hoover. Sus impulsores, el senador Reed Smoot (republicano por Utah) y el representante Willis C. Hawley (republicano por Oregón), buscaban principalmente apoyar a los agricultores, cuyas ganancias habían disminuido en los años veinte. Sin embargo, este proteccionismo arancelario pronto se amplió a numerosos sectores manufactureros por la presión de diversos grupos de interés. La idea era proteger la producción nacional y, al mismo tiempo, promover la recuperación económica en un contexto de crisis. Paradójicamente, esta ley es considerada por la mayoría de los historiadores y economistas como un factor que no solo no ayudó a aliviar la crisis, sino que contribuyó a una contracción aún mayor del comercio internacional, generando repercusiones negativas tanto para Estados Unidos como para el resto del mundo.
En este ensayo, se analizará en detalle el contexto previo a la aprobación de la ley, las circunstancias políticas, el proceso de debate en el Congreso, las disposiciones del texto legislativo, así como las reacciones internacionales que generó. Se abordará cómo la Ley Hawley-Smoot se entrelaza con la historia más amplia de la Gran Depresión y cómo su aprobación ejemplifica los riesgos del proteccionismo en un entorno globalizado. Para concluir, se presentarán reflexiones sobre la relevancia de este episodio en la política comercial contemporánea y las lecciones históricas que siguen vigentes hasta nuestros días.
Contexto histórico: de la posguerra a la Gran Depresión

Para comprender la génesis de la Ley Hawley-Smoot, es fundamental situarla en el contexto de la economía global en el periodo de entreguerras (1919-1939). Tras la Primera Guerra Mundial, el orden económico mundial experimentó cambios considerables. Estados Unidos se convirtió en el principal acreedor de varias naciones europeas, las cuales necesitaban financiar sus reconstrucciones internas y el pago de deudas adquiridas durante la guerra. El auge económico de la década de 1920 en Estados Unidos, conocido como los “Años Locos” (Roaring Twenties), se vio impulsado por la producción en masa de automóviles, electrodomésticos y una acelerada urbanización, acompañada de una expansión del crédito.
No obstante, la prosperidad de los años veinte no fue homogénea. Mientras que el sector industrial se modernizaba y producía con creciente eficiencia, el sector agrícola enfrentaba una crisis silenciosa desde los años posteriores a la Primera Guerra Mundial. Durante el conflicto bélico, la demanda de productos agrícolas estadounidenses se había incrementado significativamente, generando altos precios y una expansión notable de la superficie cultivada. Sin embargo, al finalizar la guerra, la demanda europea de productos agrícolas de EE. UU. disminuyó y los precios del grano cayeron, dejando a muchos agricultores endeudados (Kindleberger, 1973).
A esto se sumaba el patrón oro (Gold Standard), que condicionaba la política monetaria en gran parte de los países desarrollados. Bajo este sistema, el margen de maniobra para enfrentar choques económicos severos era limitado, ya que se privilegiaba la estabilidad cambiaria sobre la expansión monetaria. En el caso de Estados Unidos, las tasas de interés y los flujos de capital internacional contribuyeron a una apreciación del dólar, afectando la competitividad de ciertos sectores, incluido el agrícola (Eichengreen, 1992).
La estabilidad aparente de los años veinte era, en muchos sentidos, frágil. El crecimiento económico de aquel período descansaba también en el endeudamiento, la especulación en la Bolsa de Valores y la debilidad de ciertas instituciones financieras. Cuando estalló la crisis bursátil en octubre de 1929 —el famoso “crack” de Wall Street—, el sistema se tambaleó. El desplome de los precios de las acciones provocó una rápida retracción del crédito, una ola de quiebras bancarias y una contracción del consumo y la inversión. Así dio inicio la Gran Depresión, cuya magnitud y duración tomaron por sorpresa a gobernantes, empresarios y la sociedad en general.
En este marco de crisis, las presiones políticas para encontrar soluciones rápidas y favorables a grupos específicos de la economía estadounidense se incrementaron. Los agricultores y muchos industriales exigían al gobierno que tomara medidas concretas contra lo que ellos percibían como una competencia “desleal” de importaciones más baratas. Fue justamente esa coyuntura la que generó las condiciones para que la Ley Hawley-Smoot —inicialmente concebida como una ayuda puntual al sector agrícola— se convirtiera en uno de los episodios arancelarios más controvertidos de la historia de Estados Unidos.
Situación política y económica en EE. UU. antes de Hawley-Smoot

El presidente Herbert Hoover asumió el cargo en marzo de 1929 como el trigésimo primer presidente de los Estados Unidos. Hoover heredó un contexto económico que, si bien para muchos aún era de bonanza, comenzaba a mostrar señales de desaceleración. Dedicado a la ingeniería y la filantropía, Hoover se había ganado la reputación de ser un administrador competente y estaba convencido de que la prosperidad del país podía mantenerse con ajustes menores y una intervención estatal limitada (Temin, 1976).
Al inicio de su gobierno, Hoover consideraba que la economía podría corregirse a sí misma. Sin embargo, tras el “jueves negro” y el “martes negro” de octubre de 1929, cuando la Bolsa de Nueva York colapsó, quedó en evidencia la necesidad de adoptar medidas gubernamentales más enérgicas para estabilizar la producción, el empleo y el crédito. Para el sector agrícola, en particular, se planteaban aranceles más altos como una de las soluciones inmediatas para contrarrestar la caída de los precios internacionales de los productos del campo.
El partido Republicano, mayoritario en el Congreso, abrazaba un ideario que combinaba, por un lado, el liberalismo económico y, por otro, la convicción de que los aranceles eran instrumentos legítimos de protección para la industria nacional. Durante la década de 1920, el proteccionismo no había sido un tema ajeno a la política estadounidense: las tarifas ya se habían incrementado en varias ocasiones, aunque sin llegar a niveles tan elevados como los que propondría Hawley-Smoot (Irwin, 2017).
Ante la crisis económica que se avecinaba, el poder legislativo vio en los aranceles una manera de “salvar” al productor local de la competencia extranjera. Sin embargo, el debate no estuvo exento de controversias. Un sector de la sociedad, incluyendo a algunos economistas y legisladores, advirtió que el aumento desmedido de los aranceles podía provocar reacciones en cadena por parte de otros países, desembocando en una guerra comercial contraproducente. Aun así, la presión política de los grupos de interés (lobbies) del sector agrícola e industrial fue determinante para empujar el proyecto de ley a su aprobación final.
Este ambiente político favorable al proteccionismo sentó las bases de lo que se convertiría en uno de los actos legislativos más criticados de la historia económica de Estados Unidos. Cabe destacar que Hoover, pese a sus dudas, terminó firmando la Ley Hawley-Smoot, en parte por el temor de perder respaldo político, sobre todo de aquellas regiones de mayoría republicana que dependían de la agricultura. Así, las presiones políticas y los intereses puntuales confluyeron en la configuración de una ley que marcaría drásticamente el rumbo de la política comercial estadounidense en los inicios de la Gran Depresión.
La gestación de la Ley Hawley-Smoot: debates y actores

El camino hacia la Ley Hawley-Smoot no fue inmediato. El proyecto surgió inicialmente como una iniciativa para proteger a los agricultores estadounidenses, quienes habían acumulado deudas desde la posguerra y veían con preocupación el ingreso de productos extranjeros a precios más competitivos. El representante Willis C. Hawley, presidente del Comité de Medios y Arbitrios (House Ways and Means Committee) en la Cámara de Representantes, y el senador Reed Smoot, presidente del Comité de Finanzas del Senado, se convirtieron en los principales promotores de un alza de aranceles que, en principio, se enfocaba en el sector agrícola.
No obstante, conforme el proyecto avanzaba en las discusiones legislativas, diferentes grupos de la industria manufacturera comenzaron a ejercer presión para que sus productos también gozaran de un aumento en la protección arancelaria. Este fenómeno, a menudo descrito como “logrolling” en la política estadounidense, implicó que se estableciera una negociación entre distintos representantes y senadores, quienes intercambiaban votos a favor de mayores tarifas en áreas específicas, de modo que se beneficiara a la mayor cantidad de sectores productivos posible.
A medida que el contenido del proyecto se expandía, el debate público se polarizó. Por un lado, estaban los defensores del proteccionismo, principalmente agricultores, fabricantes industriales que competían con importaciones y políticos republicanos de estados del interior del país. Por otro, se alzaron las voces de economistas de renombre, bancos de inversión, grandes empresas con operaciones exportadoras y legisladores con una visión más internacionalista o librecomerciante que advertían de las consecuencias potencialmente nefastas de aislar comercialmente a Estados Unidos.
Uno de los críticos más conocidos de la Ley Hawley-Smoot fue el economista Paul Douglas, quien advirtió que una política arancelaria tan restrictiva dañaría la economía nacional al provocar retaliaciones extranjeras y reducir el comercio global. Al mismo tiempo, figuras como Henry Ford llegaron a referirse a la ley como una “estupidez económica”, preocupados por la posibilidad de perder mercados de exportación que eran claves para su expansión global. Sin embargo, la presión política de los votantes en distritos agrícolas y la necesidad percibida de proteger “empleos nacionales” terminaron por inclinar la balanza en favor de la aprobación (Irwin, 2017).
Finalmente, tras meses de debates acalorados, votaciones reñidas y enmiendas numerosas, el Congreso aprobó la Ley Hawley-Smoot en 1930. Herbert Hoover, consciente de la controversia, la firmó el 17 de junio de ese año. La ley se transformó en el arquetipo de la política proteccionista estadounidense, al establecer aranceles que, para algunos rubros, alcanzaron niveles récord en la historia del país.
Disposiciones principales de la Ley
La Ley Hawley-Smoot incrementó los aranceles a más de 900 productos, tanto agrícolas como manufacturados. A continuación se destacan sus aspectos principales:
- Protección al sector agrícola:
- El objetivo original era elevar los precios de productos agrícolas como trigo, maíz, ganado, lana y otros granos. Muchos de estos artículos sufrieron una drástica caída de precios después de 1920, dejando a los agricultores estadounidenses en una situación financiera precaria.
- Las tarifas en algunos de estos productos superaron el 50% de su valor. Con ello, se buscaba eliminar la competencia de países que exportaban bienes agropecuarios a menor costo.
- Aumento de aranceles industriales:
- A medida que el proyecto legislativo tomaba forma, diversos sectores manufactureros —textiles, acero, productos químicos, entre otros— lograron también incluir enmiendas que elevaron los aranceles sobre sus respectivos bienes.
- Este incremento buscaba proteger a las fábricas nacionales frente a la importación de mercancías de Europa y otras regiones.
- Amplitud y generalización de los aranceles:
- El carácter amplio de la ley implicó que muy pocos productos de importación quedaran libres de aumentos. El espíritu proteccionista alcanzó a casi toda la gama de bienes importados.
- De hecho, se suele afirmar que la Ley Hawley-Smoot estableció algunos de los niveles tarifarios más altos de la historia de los Estados Unidos hasta ese momento.
- Estructura compleja de tasas:
- Las tarifas variaban dependiendo del tipo de producto y, en algunos casos, la clasificación resultaba confusa o arbitraria.
- Esta complejidad dificultó la interpretación de la ley y aumentó la incertidumbre entre comerciantes y productores.
Si bien el propósito era reforzar la industria interna y salvaguardar empleos, la magnitud de los aumentos arancelarios y la inclusión de prácticamente todos los sectores manufactureros hicieron de la ley un caso extremo de proteccionismo. A la larga, se confirmaría que, lejos de ayudar a la recuperación económica, la medida contribuyó a la contracción del comercio internacional y a la intensificación de la Gran Depresión.
Reacciones internacionales inmediatas
Una vez promulgada la Ley Hawley-Smoot, numerosos países respondieron con medidas de represalia. En Europa, donde varias economías aún enfrentaban graves problemas derivados de la Primera Guerra Mundial y de la inestabilidad financiera, los gobiernos no tardaron en proteger sus mercados mediante la imposición de aranceles más altos a las importaciones estadounidenses. De esta manera, se generó un clima de “guerra comercial” que fomentó un mayor aislamiento económico (Kindleberger, 1973).
Canadá, por ejemplo, era uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos en aquel entonces. El gobierno canadiense adoptó una postura de reciprocidad, elevando sus propios aranceles a ciertos productos estadounidenses, lo que derivó en la disminución del comercio bilateral. Este escenario se repitió, con matices, en países como Francia, Reino Unido, Alemania e incluso en naciones latinoamericanas. El argumento era siempre similar: si Estados Unidos cerraba sus puertas, los demás países estaban legitimados a hacer lo mismo para proteger sus economías.
Esta escalada proteccionista tuvo un efecto multiplicador en la crisis. En lugar de generar la recuperación deseada, acentuó la contracción de la demanda global, puesto que los países dependían en gran medida de las exportaciones e importaciones para sostener su producción y empleos. Para 1932, el comercio mundial se había reducido drásticamente en comparación con sus niveles de 1929, y muchos analistas atribuyen parte de esta contracción a las barreras comerciales levantadas en esos años (Eichengreen, 1992).
La respuesta internacional puso de manifiesto la interdependencia de las economías modernas. Aunque la Ley Hawley-Smoot pretendía proteger a Estados Unidos, terminó aislándolo aún más en un momento en que la cooperación global hubiera sido esencial para mitigar los efectos de la depresión económica. Para muchos historiadores económicos, este proteccionismo marcó un punto de inflexión en la política comercial internacional, evidenciando los peligros de las medidas unilaterales que ignoran la estructura compleja de las relaciones económicas entre naciones.
Impacto económico a corto y mediano plazo

A corto plazo, la Ley Hawley-Smoot generó una reacción mixta dentro de Estados Unidos. Algunos agricultores y fabricantes recibieron con satisfacción la protección otorgada; sin embargo, el encarecimiento de los insumos importados y la pérdida de mercados de exportación produjeron serias disrupciones en la cadena productiva, particularmente en sectores con un componente significativo de exportaciones. Además, los consumidores estadounidenses se vieron afectados por los aumentos en los precios de bienes importados o producidos con insumos procedentes del exterior.
La escalada proteccionista también se reflejó en el agravamiento del desempleo. A medida que otros países establecían sus propias barreras a los productos estadounidenses, las exportaciones de Estados Unidos comenzaron a caer, disminuyendo la producción de las empresas que vendían sus mercancías en el extranjero. Esto se tradujo en el cierre de fábricas y despidos masivos. En un contexto ya lastrado por la crisis financiera, los efectos combinados de las quiebras bancarias, la deflación y la contracción comercial condujeron a una de las tasas de desempleo más elevadas de la historia del país, la cual llegó a superar el 20% en su punto máximo (Temin, 1976).
A mediano plazo, la disminución del comercio internacional prolongó y exacerbó la Gran Depresión en el ámbito mundial. Países como Alemania, dependientes de las exportaciones y con un sistema financiero inestable, sufrieron una crisis de deuda que, a su vez, contribuyó al ascenso de regímenes autoritarios. En el plano económico, el proteccionismo redujo la eficiencia del mercado global, impidió el intercambio de bienes esenciales y destruyó la confianza en las instituciones internacionales de cooperación económica.
Para 1933, con la llegada de Franklin D. Roosevelt a la presidencia de Estados Unidos, la urgencia de implementar políticas menos restrictivas en el ámbito del comercio exterior se volvió evidente. Aunque el New Deal se concentró sobre todo en la recuperación interna a través de gastos públicos y reformas bancarias, se comprendió que el país no podía continuar aislado. En 1934, el Congreso aprobó la Reciprocal Trade Agreements Act, que permitió que el Ejecutivo negociara reducciones arancelarias con otros países. Este cambio marcó el inicio de una lenta y progresiva apertura comercial y supuso, al mismo tiempo, el reconocimiento de los errores cometidos con la Ley Hawley-Smoot.
Consecuencias sociales y políticas
Además del impacto estrictamente económico, la Ley Hawley-Smoot tuvo implicaciones sociales y políticas de amplio alcance:
- Desempleo masivo y tensiones sociales:
- La contracción del comercio internacional implicó que numerosos trabajadores perdieran sus empleos, generándose un clima de descontento social.
- Las manifestaciones y protestas se multiplicaron, particularmente en las áreas industriales afectadas por el descenso en las exportaciones.
- Desconfianza en la administración Hoover:
- La firme defensa de la ley por parte de muchos republicanos contribuyó a deteriorar la imagen del presidente Hoover, que ya enfrentaba críticas por no reaccionar con la suficiente rapidez ante la crisis económica.
- Esta pérdida de popularidad facilitó el triunfo electoral de Franklin D. Roosevelt en 1932, quien prometía un enfoque distinto bajo el New Deal.
- Reconfiguración del mapa político:
- En parte debido a la impopularidad de la ley y a la profundidad de la crisis, el Partido Demócrata capitalizó la insatisfacción ciudadana y recuperó un papel central en la política estadounidense.
- A largo plazo, los debates sobre los niveles arancelarios, la intervención estatal y las alianzas con otros países se convirtieron en temas fundamentales de la política de Estados Unidos.
- Aislamiento y tensiones internacionales:
- La política proteccionista de Estados Unidos minó la confianza de otros países en la disposición estadounidense de cooperar en la esfera internacional, especialmente en un momento en que el sistema financiero mundial requería esfuerzos concertados para su estabilización.
- El deterioro de las relaciones económicas contribuyó, de manera indirecta, a aumentar las rivalidades entre potencias y a alimentar un clima global de inestabilidad política que, hacia finales de la década, se vería exacerbado por el ascenso de regímenes totalitarios.
En este sentido, la Ley Hawley-Smoot no solo profundizó la Gran Depresión, sino que también modificó el orden político interno de Estados Unidos y sus relaciones con otras naciones, creando un legado de desconfianza hacia el proteccionismo extremo que se mantendría en las discusiones de la posguerra.
Discusión historiográfica
La Ley Hawley-Smoot y su relación con la Gran Depresión han sido objeto de debate entre historiadores económicos y especialistas en política comercial. Si bien existe un amplio consenso en que la ley contribuyó a agravar la crisis, persisten diferencias en cuanto a la magnitud exacta de su impacto. Algunos autores señalan que el deterioro comercial ya estaba en marcha debido a factores estructurales —como el colapso del sistema bancario y la deflación de los países industrializados— y que la ley fue más un síntoma de la tendencia proteccionista que la causa principal del colapso del comercio (Eichengreen, 2019).
Charles P. Kindleberger (1973) argumenta que el sistema internacional carecía de un liderazgo claro tras la Primera Guerra Mundial. En su visión, el Reino Unido ya no podía ejercer su papel de potencia estabilizadora y Estados Unidos no asumió ese rol, adoptando en cambio políticas como Hawley-Smoot que fragmentaban aún más la economía global. Barry Eichengreen (1992) profundiza en la idea de que el patrón oro limitaba las políticas monetarias expansivas y, por ende, la recuperación económica, agravando la crisis de deuda internacional.
Por su parte, Douglas Irwin (2017) contextualiza la Ley Hawley-Smoot como parte de una larga historia de “batallas” sobre la política comercial estadounidense, señalando que el proteccionismo fue una constante del discurso republicano desde finales del siglo XIX. Sin embargo, en el caso de Hawley-Smoot, el alza de aranceles fue especialmente marcado y se produjo en un momento particularmente vulnerable para la economía mundial.
En conjunto, la mayor parte de los historiadores concuerdan en que, aunque la Gran Depresión tuvo múltiples causas —incluyendo problemas en el sistema financiero, la sobreproducción industrial, la mala gestión de la política monetaria y la falta de cooperación internacional—, la Ley Hawley-Smoot contribuyó a profundizar el problema al reducir aún más el comercio y aislar a Estados Unidos. Las discusiones se centran en cuánto peso específico tuvo la ley, pero no en la conclusión de que fue, al menos, un error estratégico en un contexto de crisis global.
Legado de la Ley y su relación con la política comercial futura
La Ley Hawley-Smoot dejó una huella profunda en la formulación de políticas comerciales. Su legado puede apreciarse en varias dimensiones:
- Lección sobre los peligros del proteccionismo extremo
- A partir de la experiencia de la década de 1930, se asentó la idea de que las políticas comerciales unilaterales y drásticas pueden desencadenar medidas de represalia y agravar recesiones.
- Esta “lección” influyó en la creación de instituciones multilaterales tras la Segunda Guerra Mundial, como el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) en 1947, precursor de la Organización Mundial del Comercio (OMC). El objetivo era evitar precisamente el “juego de suma cero” que representaban las guerras arancelarias de los años treinta.
- Reciprocal Trade Agreements Act (1934) y cambio de enfoque
- En 1934, bajo la presidencia de Franklin D. Roosevelt, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Reciprocal Trade Agreements Act, que le otorgaba al Ejecutivo la autoridad de negociar reducciones arancelarias con otros países sin requerir la aprobación directa del Congreso para cada acuerdo específico.
- Este cambio supuso un giro de 180 grados en la política comercial de EE. UU., dejando atrás el aislacionismo impuesto por Hawley-Smoot y propiciando un mayor entendimiento con las naciones socias, algo que resultó crucial en la posguerra para reconstruir el sistema económico global.
- Influencia en el orden de posguerra
- El período inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial fue testigo de la creación de instituciones financieras y comerciales diseñadas para fomentar la cooperación y evitar las fracturas económicas que habían caracterizado a la era de entreguerras.
- Además del GATT, se establecieron el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF, más tarde parte del Banco Mundial). El recuerdo de las repercusiones negativas de la Ley Hawley-Smoot sirvió como un poderoso argumento a favor de un marco multilateral que regulara y facilitara el comercio internacional (Kindleberger, 1973).
- Relevancia contemporánea
- En el siglo XXI, cuando surgen tensiones comerciales entre grandes potencias o se plantea elevar aranceles de forma significativa, la experiencia de Hawley-Smoot se menciona a menudo como advertencia histórica.
- La globalización actual hace que las cadenas de suministro estén cada vez más integradas, por lo cual el proteccionismo no solo genera represalias, sino que puede romper redes productivas y crear escasez de bienes o incrementos de precios a escala mundial.
En síntesis, la Ley Hawley-Smoot se transformó en un recordatorio constante de los riesgos asociados al proteccionismo unilateral y la importancia de la coordinación internacional, especialmente en tiempos de crisis económica.
Conclusiones
La Ley Hawley-Smoot (Tariff Act of 1930) constituye un ejemplo paradigmático de cómo una política aparentemente destinada a proteger a los productores nacionales puede desembocar en consecuencias negativas de gran alcance, particularmente cuando se implementa en un contexto de crisis global. Sus orígenes se hallan en las presiones de grupos agrícolas, pero gracias a la dinámica del “logrolling” político, terminó ampliándose a numerosos sectores manufactureros, estableciendo algunos de los aranceles más elevados en la historia de Estados Unidos.
El resultado fue una escalada de represalias internacionales que fomentó el aislamiento económico de los países y contribuyó a la profundización de la Gran Depresión. El comercio mundial se contrajo bruscamente, el desempleo aumentó de manera dramática y se generaron tensiones geopolíticas que no se resolverían hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
Aunque la Ley Hawley-Smoot no fue la causa única de la Gran Depresión, su rol en la prolongación y agravamiento de la crisis resulta ampliamente reconocido por historiadores y economistas. El error de haber optado por un proteccionismo agresivo en un momento de vulnerabilidad global sirvió de lección para los líderes que reconstruyeron el orden económico mundial en la posguerra, quienes promovieron la cooperación comercial multilateral a través de instituciones como el GATT.
En la actualidad, cuando resurgen las discusiones acerca de la conveniencia de adoptar políticas proteccionistas para proteger industrias locales, la historia de la Ley Hawley-Smoot permanece vigente como advertencia sobre los riesgos que conlleva un cierre comercial, tanto para la economía interna como para las relaciones internacionales. El legado de este episodio enseña la importancia de encontrar un equilibrio entre la defensa de sectores nacionales y el mantenimiento de relaciones comerciales estables y recíprocas, en un mundo donde la interdependencia es cada día más marcada.
Referencias bibliográficas
- Eichengreen, B. (1992). Golden Fetters: The Gold Standard and the Great Depression, 1919–1939. Oxford University Press.
- Eichengreen, B. (2019). The Populist Temptation: Economic Grievance and Political Reaction in the Modern Era. Oxford University Press.
- Irwin, D. A. (2017). Clashing over Commerce: A History of US Trade Policy. The University of Chicago Press.
- Kindleberger, C. P. (1973). The World in Depression, 1929–1939. University of California Press.
- Smoot-Hawley Tariff Act. (s. f.). Encyclopædia Britannica. Recuperado de https://www.britannica.com/event/Smoot-Hawley-Tariff-Act
- Temin, P. (1976). Did Monetary Forces Cause the Great Depression? W. W. Norton & Company.
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