La obra de Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) sigue despertando interés y controversia en el mundo académico y político. Sus ideas, en especial las relacionadas con la soberanía del pueblo y la libertad individual, han sido una fuente de inspiración para reformadores y pensadores contemporáneos. Sin embargo, en un contexto global cada vez más complicado, conviene preguntarse: ¿cómo pueden aplicarse –o no– sus propuestas a los desafíos políticos de hoy?
El contrato social y la soberanía popular
Una de las obras más influyentes de Rousseau es El Contrato Social (1762). Allí plantea que la sociedad debería organizarse bajo un pacto en el que “cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general” (Rousseau, 1762/2018, p. 12). Para Rousseau, esta “voluntad general” surge de la participación activa de todos los miembros de la sociedad, quienes deben obedecer leyes que, en teoría, ellos mismos han contribuido a elaborar.
- Aplicación al presente: La idea de la participación ciudadana y la soberanía popular influye en las democracias modernas, que se basan en la premisa de que la legitimidad política surge del voto y la representación. Sin embargo, en el mundo actual, la complejidad de las sociedades, la globalización y la existencia de múltiples grupos de interés (lobbies, corporaciones, organismos transnacionales) hacen más difusa la noción de “voluntad general” (Habermas, 1996). Algunas democracias buscan paliar este desajuste promoviendo mecanismos de participación directa, como referéndums o consultas ciudadanas, aunque estas herramientas a menudo generan polarizaciones fuertes en sociedades heterogéneas.
La igualdad como eje fundamental
Rousseau sostiene que “el más fuerte no lo es nunca bastante para ser siempre el amo” (Rousseau, 1762/2018, p. 8), enfatizando la necesidad de equilibrar las relaciones de poder. En su Discurso sobre el origen de la desigualdad (1755), analiza cómo las diferencias sociales y económicas se han ido estableciendo con el surgimiento de la propiedad privada, alterando la igualdad natural de los seres humanos.
- Aplicación al presente: En los debates actuales sobre justicia social, la redistribución de la riqueza y la equidad, las reflexiones de Rousseau resultan vigentes. Los movimientos políticos y sociales que reclaman la supresión de privilegios y la búsqueda de mayor igualdad encuentran cierto eco en la crítica de Rousseau a las desigualdades estructurales (Rawls, 1971). Aun así, el discurso político moderno debe lidiar con el reto de equilibrar la competitividad económica global con la justicia distributiva.

Libertad individual vs. voluntad general
Rousseau plantea una aparente paradoja: para ser verdaderamente libres, los individuos deben subordinarse a la voluntad general, que representa el interés colectivo. Esto implica que, en ciertos casos, la libertad individual puede verse limitada en aras de preservar la cohesión social.
- Aplicación al presente: Muchas democracias liberales buscan equilibrar libertades individuales con las demandas de la mayoría. Por ejemplo, la obligatoriedad de vacunarse contra enfermedades contagiosas o el pago de impuestos se justifican apelando al bien común. Sin embargo, en un mundo donde los derechos individuales se han consolidado fuertemente, es un desafío político constante encontrar el punto medio entre la autonomía personal y la obligación social (Foucault, 1978).
Participación política y democracia directa
Rousseau creía que la mejor forma de gobierno era aquella en la que la soberanía no podía ser representada, sino ejercida directamente por el pueblo. Esto ha sido fuente de interpretaciones diversas: algunos ven en ello la raíz de los regímenes totalitarios que instrumentalizan la “voluntad general” en un partido o líder único; otros lo entienden como la base de la participación popular activa, sin mediaciones.

- Aplicación al presente: Hoy en día, la tecnología y las redes sociales ofrecen oportunidades de participación que podrían considerarse cercanas a la idea de democracia directa. Iniciativas como las peticiones en línea o las consultas virtuales acercan la política a la ciudadanía. Sin embargo, también se enfrentan riesgos de manipulación y desinformación (Sunstein, 2017). La propuesta de Rousseau de una ciudadanía activa y educada (Rousseau, 1762/2018, p. 25) se confronta con la realidad de la inmediatez digital y la falta de mecanismos de verificación efectiva.
El legado de Rousseau en la política moderna
El pensamiento de Rousseau constituye uno de los cimientos de las democracias liberales modernas y, a la vez, se alza como una crítica constante a la representación política y las desigualdades sociales. Para un público de entre 22 y 45 años, que se enfrenta a retos como el cambio climático, la precariedad laboral, la globalización o la polarización ideológica, resulta pertinente reflexionar sobre cómo la “voluntad general” podría articularse en sociedades tan diversas y tecnológicamente avanzadas.
- ¿Es aplicable hoy? Parte de la crítica a la democracia representativa y a la acumulación desmedida de poder económico sigue vigente. Sin embargo, la visión de Rousseau no ofrece soluciones directas a la complejidad de las economías globalizadas ni a la hiperconectividad contemporánea.
- ¿Podemos tomar algo útil? Su énfasis en la participación ciudadana y la formación de un sentido común orientado al bien colectivo sigue siendo un ideal estimulante. Cualquier propuesta política que busque revitalizar la democracia y combatir la desigualdad puede encontrar inspiración en sus planteamientos, siempre que se adapte a la realidad actual.
Conclusión
Rousseau fue un visionario que cuestionó los cimientos de la sociedad de su época y sentó bases para la reflexión sobre la libertad, la igualdad y la soberanía popular. Aunque su modelo de democracia directa puede parecer utópico en el siglo XXI, su insistencia en la participación activa y la defensa de la igualdad sigue siendo un faro que ilumina debates políticos. No se trata de aplicar sus ideas de manera literal, sino de reinterpretarlas a la luz de los desafíos contemporáneos.
Para quienes buscan un mundo más justo y equilibrado, las lecturas de Rousseau pueden servir de guía y de recordatorio de que, en última instancia, la legitimidad política debe emanar del pueblo y orientarse hacia el bien común.
- Foucault, M. (1978). Vigilar y castigar: Nacimiento de la prisión. México D.F.: Siglo XXI Editores.
- Habermas, J. (1996). Facticidad y validez: Sobre el derecho y el Estado democrático de derecho en términos de teoría del discurso. Madrid: Trotta.
- Rawls, J. (1971). A Theory of Justice. Cambridge, MA: Belknap Press.
- Rousseau, J.-J. (1755/2014). Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres. Madrid: Alianza.
- Rousseau, J.-J. (1762/2018). El Contrato Social. Buenos Aires: Losada.
- Sunstein, C. (2017). #Republic: Divided Democracy in the Age of Social Media. Princeton: Princeton University Press.
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